Llegué a estás tierras en el '99. Harto del "que sopor y que bochorno" y el ajetreo del monstruo de acero que me engulló a los 13 y me regurgitó a... > Lire la suite
Llegué a estás tierras en el '99. Harto del "que sopor y que bochorno" y el ajetreo del monstruo de acero que me engulló a los 13 y me regurgitó a los 27. Esa bestia sangrada que me arrancó del corazón la cándida niñez y puso en su lugar un mapa del metro y tres pesos para viajar por su panza maloliente e impregnarme de su podrida sabiduría. En el '99 no se alinearon los astros, no fue año capicúa, su febrero no fue bisiesto, el horóscopo chino no auguró bonanza, el brujo mayor no pronosticó superávit en la economía; el '99 nació muerto. Y cuando me disponía a devolverle los golpes bajos a la odiosa fortuna, fui testigo presencial del nacimiento de mi segundo pionero de guerra. Olvidé todos los agravios, cargué con mi prole y un amarillo martes de agosto me aposonté en esta esquina del mundo, desde donde ahora escribo y me recreo.