La luz que Dios proporciona a las distintas almas varía considerablemente, tanto en especie como en grado. No debe sorprendernos esto en vista de la... > Lire la suite
La luz que Dios proporciona a las distintas almas varía considerablemente, tanto en especie como en grado. No debe sorprendernos esto en vista de la iluminación en el mundo natural: cuán amplia es la diferencia entre el brillo de las estrellas y el resplandor de la luna llena, y el del sol de mediodía. Igualmente amplio es el abismo que separa al salvaje con su débil iluminación de conciencia, de aquel que ha sido educado bajo un ministerio cristiano, y mayor aún es la diferencia entre el entendimiento espiritual del más sabio profesor no regenerado y el más débil bebé en Cristo; sin embargo, cada uno ha sido sujeto de las operaciones del Espíritu.